In the twentieth century nothing can better cure the anthropocentrism that is the author of all our ills than to cast ourselves into the physics of the infinitely large (or the infinitely small).

All established order forms a line of resistance against the threat of rupture and places its meager forces at the service of continuity. That everything should continue as usual is the bourgeois standard of a reality that is indeed bourgeois precisely because it is a standard.

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.

We no longer believe because it is absurd: it is absurd because we must believe.

Creo que todos tenemos un poco de esa bella locura que nos mantiene andando cuando todo alrededor es tan insanamente cuerdo.

Wordplay hides a key to reality that the dictionary tries in vain to lock inside every free word.